30.7.10

Me llueve

me llueve Me llueve, y me llueve a cántaros.
Al principio empezó con una llovizna muy pero muy precaria te diría, no se si le faltaba energía o vocación, pero apenas contaba con unas gotitas miserables que parecían que no mojaban, y entonces obviamente, ahí iba yo: sin paraguas ni piloto, ni siquiera mis botas de lluvia amarillas llevaba puestas. Me paseaba por la llovizna totalmente desprotegida, me doy cuenta ahora que me llueve tanto.
Si hasta estoy pensando en suspender mi salida de tanto que me llueve. Y miro por la ventana y veo y escucho la tormenta y pienso si es que la llovizna fue creciendo y creciendo todo este tiempo, o simplemente hoy no aguantó más y explotó en una tormenta furiosa que te digo fuera de joda tengo miedo que rompa los vidrios de mi ventanal.
No se, hace un tiempo un anónimo me preguntó en el blog por qué había dejado de escribir justo ese día, que viene siendo justo hoy pero hace un año.
Al margen de que soy de respuestas lentas para algunas cosas, creo que la llovizna lenta me mojó los dedos, y entonces todo lo que quería escribir, -porque tenía y tengo un montón de cosas que contarte-, y tipeaba y tipeaba y clic, clic todo salía no se como... Ese no era el tono. Como éste, que claramente no es el tono; pero hoy no me importa porque ya te dije que me llueve a cántaros.

No hace mucho, G. que ya no sabe qué hacer para ayudarme, me instaló en la mac ese programita del pronóstico del tiempo, viste… y me dijo:
G: ves, vos picas acá todos los días a la mañana y ya sabés si va a llover, si va a estar soleado, si va a estar frío o con calor, entendés?
Yo: si.
G: y bueno, no está buenísimo?
Yo: si chancho, gracias.
G: pero ponele onda!, si hasta te da el pronóstico extendido de toda la semana, ves?
Yo: ah… vos decís que puedo amargarme extendidamente viendo el dibujito de la nube con las gotitas durante los siete casilleros?

En fin, sí. Puede ser que esté exagerando un poco la tormenta, no te digo que no. Pero entre que la bipolaridad es casi hereditaria, y mi ciclotimia que se le parece taaaaaaaaaaaaaaanto, por ahí mañana te cuento lo mismo con otro tono, no lo sé.
Pero por lo menos hoy con lluvia y todo te volví a escribir. Y eso que llueve en todos lados eh! Acá en Baires, en Tailandia, y en Cadaqués que hoy está lloviendo, aunque ese programita de mierda del pronóstico del tiempo, diga lo contrario.

2.3.10

Primer Grado

Que R. está enorme no cabe duda, escribe y lee todo lo que tiene a su paso, se cepilla sola los pocos dientes que le quedan, aprendió a andar en bici sin rueditas, y ahora se encaprichó con aprender a cortar la comida con el cuchillo, tiene contestaciones que ni te cuento, y preguntas que ni te explico.
Cuando ella nació, la miraba todo el tiempo y cada cosa nueva que hacía, yo pensaba… “y en cualquier momento empieza la primaria”.
Y la empezó!

R: má… a vos también te dolió la panza cuando empezaste primer grado?
Yo: si! Y sabés qué? Me duele la panza ahora… que vos empezás primer grado!

Para calmar nuestra ansiedad, R. dibujó todo lo que estuvo al alcance de su mano, mientras yo me dediqué a hacer esas cosas que nunca jamás en la vida hago ni volveré a hacer: planché toda la ropa que nos pensábamos poner…. Dos veces!

Nos encontramos en la puerta del colegio nuevo con G. que salió especialmente del trabajo para el gran evento, y los tres juntos entramos a la primaria… Por primera vez.
Nunca en mi vida vi a alguien tan chiquita y tan grande al mismo tiempo.
Nos sacamos la foto de rigor en el cartel de 1ºB, mientras el cole nos recibía con una orquesta candombera de guitarras, tambores y tamboriles. La sonrisa de R. iba creciendo mientras G. me abrazaba cada vez más fuerte, y aunque mis piernas temblaban como una hoja… te juro que no lloré!

Ayer solo fue la previa: acto de bienvenida y conocer a la maestra. Hoy será el gran evento: su primer día de escuela.
Ya tenemos todo preparado: la súper mochila “perfecta para primer grado, má”; R. eligió la más grande que había en la tienda y se negó sistematicamente a siquiera pensar la posibilidad de llevar una un poco más pequeña.
La cartuchera que le regaló especialmente la tía marplatense: llena de lápices de colores, sacapuntas, goma y tijera, y por supuesto, un lápiz negro de la suerte.
Y sus cuadernos. R escribió las etiquetas de todos los cuadernos, y te aseguro que hubo un momento, mínimo, mínimo en que me tuve que refregar los ojos porque en vez de leer su nombre… leí el mío.

30.7.09

de sinónimos, antónimos y parónimos

Después de decirle a mi hija no se que cantidad de veces que deje de hacer lo que estaba haciendo, que se quede tranquila... después de contar hasta 1000 ida y vuelta y autorecordarme que ya falta poco, que ya llegamos, que el lunes volveremos a la maravillosa rutina que nos brinda la escolaridad.... y cuando ya no me quedaban ni recursos ni argumentos para que mi adorada hijita me hiciera caso... le grito: "podés dejar de hacer quilombo!?!!!!"
Me mira (por lo menos logré que me mirara, ja!), y en un segundo me dio una clase magistral sobre las sutiles diferencias del idioma castellano:
R: "Má, yo no soy quilombera, soy traviesa... vos sos quilombera!"