2.3.10

Primer Grado

Que R. está enorme no cabe duda, escribe y lee todo lo que tiene a su paso, se cepilla sola los pocos dientes que le quedan, aprendió a andar en bici sin rueditas, y ahora se encaprichó con aprender a cortar la comida con el cuchillo, tiene contestaciones que ni te cuento, y preguntas que ni te explico.
Cuando ella nació, la miraba todo el tiempo y cada cosa nueva que hacía, yo pensaba… “y en cualquier momento empieza la primaria”.
Y la empezó!

R: má… a vos también te dolió la panza cuando empezaste primer grado?
Yo: si! Y sabés qué? Me duele la panza ahora… que vos empezás primer grado!

Para calmar nuestra ansiedad, R. dibujó todo lo que estuvo al alcance de su mano, mientras yo me dediqué a hacer esas cosas que nunca jamás en la vida hago ni volveré a hacer: planché toda la ropa que nos pensábamos poner…. Dos veces!

Nos encontramos en la puerta del colegio nuevo con G. que salió especialmente del trabajo para el gran evento, y los tres juntos entramos a la primaria… Por primera vez.
Nunca en mi vida vi a alguien tan chiquita y tan grande al mismo tiempo.
Nos sacamos la foto de rigor en el cartel de 1ºB, mientras el cole nos recibía con una orquesta candombera de guitarras, tambores y tamboriles. La sonrisa de R. iba creciendo mientras G. me abrazaba cada vez más fuerte, y aunque mis piernas temblaban como una hoja… te juro que no lloré!

Ayer solo fue la previa: acto de bienvenida y conocer a la maestra. Hoy será el gran evento: su primer día de escuela.
Ya tenemos todo preparado: la súper mochila “perfecta para primer grado, má”; R. eligió la más grande que había en la tienda y se negó sistematicamente a siquiera pensar la posibilidad de llevar una un poco más pequeña.
La cartuchera que le regaló especialmente la tía marplatense: llena de lápices de colores, sacapuntas, goma y tijera, y por supuesto, un lápiz negro de la suerte.
Y sus cuadernos. R escribió las etiquetas de todos los cuadernos, y te aseguro que hubo un momento, mínimo, mínimo en que me tuve que refregar los ojos porque en vez de leer su nombre… leí el mío.

2 comentarios:

aymamapulpa dijo...

esa es la grandeza de los pequeños, su vida hace que nosotros podamos volver a nuestra infancia, recordar las cosas buenas y mejorar aquellas que nos parecieron jodidas. Disfrutala!

Leticia Chopi Sofiro dijo...

que lindo, felicitaciones!!!!
Sigan así, adelante.... pasen, pasen. Suerte con la tarea, suerte con la velocidadd el tiempo, disfruten cada momento
un abrazo